La UDLAP entre la legalidad y la incertidumbre

Por Rodolfo Herrera López 

Las últimas noticias sobre lo que sucede en la UDLAP refuerzan que nuestro valor está en las riquezas, "poder" y reconocimiento, mientras lo que hace que la vida realmente sea y valga se ha vuelto algo ingenuo.

Hace unos días compartí algo sobre el problema de la UDLAP. Quizás pareció una opinión obvia, pero quiero insistir en ella: nuestros valores y bienes no son esas esperanzas del conocimiento, legalidad, derechos y dignidad de la persona. Por eso protestar desde ahí no funciona. Al poder y quien lo tiene (en una política como la nuestra, tan cerrada, tan de amigos, no podemos darle la razón a Foucault de que el poder sólo se ejerce) todos esos valores ni duran, ni importan ni se escuchan.

El caso de la UDLAP sólo confirma cuál es nuestra realidad y cómo funciona. Las acciones de peso no vienen desde la preocupación por la calidad académica, los efectos que tiene la incertidumbre en la totalidad de nuestra vida o la esperanza que se tiene por la plenitud de la experiencia al ser parte de un lugar. Todo eso es ingenuo, porque por encima de la experiencia que hace a lo vivo, está  y estará nuestro interés en lo útil y la aspiración por el control y la acumulación de riquezas ilusorias  

Si las preocupaciones por el conocimiento, la legalidad o cualquier otro valor de ese tipo llegan a influir en los resultados de este pleito, será un prodigio. Por ahora, las noticias siguen confirmando que nuestra realidad aspira a una devastación desde el absurdo.

Por esto insisto en la necesidad de vivir realmente otros valores, pues ¿hasta cuándo va a movernos el interés por preservar el saber y el vivir para  ponerle un alto a este abuso de la prepotencia e impunidad?