El cuento del vampiro
Por Rodolfo Herrera Charolet
Para cubrir las huellas o dar una explicación con fachada lógica, al
origen del letal virus (de origen desconocido), se dice que infectó a un
murciélago a finales del año 2019. Éste ávido de sangre infectó a otro animal
de especie desconocida. Posiblemente el nuevo huésped fue un pangolín[1],
el cual, fue atrapado por un cazador furtivo de especies exóticas y en peligro
de extinción. Posteriormente fue amontonado en una jaula entre otras especies,
para ser vendido en los húmedos mercados chinos.
El cuento del vampiro siguió construyéndose, agregándose con verdades a
medias. Así se evidencia una realidad del arte culinario chino, en donde pasan
a sartén; ratas, tarántulas, monos, perros, pangolines, ranas, tortugas o
serpientes, entre otras especies.
El lugar en donde se comercializa el pangolín, no es como los de
occidente, la limpieza y el orden no es lo suyo. Así que el supuesto culpable,
se encontró vivo o muerto apilado entre cajas. Un ambiente propicio para todo
tipo de enfermedades, porque sobre animales sacrificados se manipula a otros
que esperan la muerte, entre sangre y heces. Al mismo tiempo, miles de
vendedores, compradores y turistas, se amontonan entre puestos desvencijados,
instalados en calles en donde el aire se nutre de un ambiente fétido.
Nuestro vampiro, el chupasangre que infectó al pangolín, es un animal
repleto de ecosistemas invisibles; hongos, bacterias, virus, muchos de los
cuales se han multiplicado dentro, como su anfitrión sano. Estos virus huéspedes
se han nutrido desde siempre de las células del vampiro. Es así como se
replican y que gracias a la capacidad de mutación, el animal no muere.
Para que la enfermedad fuera infecciosa emergente con daño a los
humanos, debería ser zoonótica[2],
como lo ha sido el VIH, Ébola o SARS y haberse originado en algún mamífero
salvaje, para que este sirva de trampolín y se extienda por el planeta.
Ahora, la
cuestión es si el pangolín le estornudó en la cara a algún humano o su captor o
comprador se lo comió en un suculento guiso. Para darle realismo al cuento, debió
de haberlo comido crudo, en tal caso, porque de haber pasado el suculento
manjar por la sartén o a las brasas, el virus hubiera sucumbido.
Así que es
un mito, aquello de que los chinos comen de todo. En un país de 1.400 millones
de personas, el consumo de animales considerados "exóticos" como los
perros, ciervos, pangolines o serpientes, es una práctica que existe, pero que
solo se da en algunas zonas del país y en ocasiones muy determinadas. Así que
haberse comido un animal contaminado, por un virus transmitido por un vampiro, desencadene
una catástrofe mundial es difícil de creer. Sin embargo, mientras no se tenga
otra explicación se seguirá difundiendo el cuento del vampiro.
¿O no lo cree usted?
[1]
Manis es del género de los mamíferos folidotos de la familia Manidae, conocidos
comúnmente como pangolines. Tienen grandes escamas, que cubren la mayor parte
de su cuerpo. Se encuentran en las zonas tropicales de Asia y de África. Una
especie que se trafica en países asiáticos por ser parte de la medicina
tradicional.
[2]
Las enfermedades zoonóticas son enfermedades que sufren los animales, cuyos
agentes patógenos responsables de estas enfermedades pueden ser transmitidas en
forma directa o indirecta a los humanos.
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