De última hora se declaró esta noche desierta la licitación para la adquisición, administración y suministro de combustible para los vehículos de las dependencias y entidades del gobierno del estado a través de tarjetas electrónicas.
Se trata de la licitación pública nacional GESAL-015-002/2920, que tenía como único licitante en la última etapa del concurso a la empresa Servicios Broxel SAPI de CV.
El contrato de esta licitación tenía un techo presupuestal de 324 millones de pesos, y la empresa hizo una propuesta de 334 millones 967 mil pesos, que el miércoles redujo a 324 millones 139 mil pesos.
Sin embargo su ajuste a la baja era tramposo, pues aunque bajó en 10 millones 828 mil pesos su cotización, prácticamente mantuvo igual su porcentaje de comisión por el servicio.
Es decir, aceptó negociar un descuento pero a costa de reducir el volumen de combustible a dispersar entre las dependencias y entidades de la administración estatal, más no su comisión, y ahí perdió el concurso.
En lugar de dispersar 324 millones de pesos en tarjetas de combustible, Servicios Broxel ofreció sólo distribuir 313 millones de pesos.
La empresa pretendía cobrar al gobierno barbosista una comisión de 2.8% por el monto total de combustible a distribuir, siendo que otras empresas participantes en la licitación, pero que fueron descalificadas en la etapa técnica, pretendían un porcentaje del 1% o menos.
Una cuestión que nunca quedó clara en esta licitación es por qué el techo presupuestal se fijó en 324 millones de pesos, cuando en ejercicios fiscales anteriores los montos contratados estuvieron abajo de esa cifra.
En 2017 el gobierno del estado pagó 292 millones de pesos; en 2018, en dos diferentes licitaciones, casi 70 millones: y en 2019, también en dos contratos, poco más de 145 millones de pesos.
Otro aspecto que también levantó suspicacias de las empresas que participaron en el concurso y fueron eliminadas, fue el porcentaje de comisión solicitado por Servicios Broxel que fue la única en pasar a la fase de apertura de propuestas económicas.
La empresa pidió de inicio el 2.88% y luego aceptó reducir su porcentaje en 8 centésimas de punto.
El asunto brincaba a la luz de los dos últimos contratos obtenidos por Sí Vale México SA de CV en 2019. Por el primero cobró una comisión del .70% y por el segundo del .64%.
Como quiera que sea, la noticia de que esta licitación se declaró desierta es positiva.
No sólo porque no se entiende la razón por la cual la administración barbosista iba a contratar mayor volumen de combustible, sino a pagar una mayor comisión por la administración de este servicio.
Eso a todas luces era un absurdo.
Un absurdo para las finanzas públicas del estado, un absurdo para un gobernador de la 4T que prometió honestidad y eficiencia, y absurdo para una administración supuestamente de izquierda que está pagando más que sus antecesores en contratos por tarjetas de gasolina, mantenimiento automotriz, comidas, servicios de fotocopiado e impresión de formas, y radares de velocidad.
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