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Vestido de charro

Historias perras

Recuerdos y cenizas
Por Rodolfo Herrera Charolet

El 11 de diciembre sería un día especial para David y Esperanza ya que se casarían; pero un trágico accidente terminó con la ilusión.

Esperanza expresó el dolor que sufrió por la irreparable pérdida de David y decidió hacer un homenaje al hombre que tanto amó, así que sosteniendo las cenizas de su amado y vestida de novia las llevó al lugar de su primer encuentro en donde fueron esparcidas a los cuatro vientos. Un lugar en el cerro Zapotecas, en donde se pierden los caminos entre árboles y pequeñas barrancas. Hacia el poniente el coloso del Anáhuac humeante eterno junto a la mujer de faldas blancas. Al oriente el valle de la ciudad milenaria y su Tlachihualtepetl coronado por el templo cristiano.

David quiso sorprender a Esperanza, así que contrató los servicios de un caballo y llegar a la iglesia vestido de charro. Pero el destino hizo una jugada ingrata, el caballo que desconocía a su jinete se opuso a participar en el festejo y de un relincho tiró de cabeza a quien lo montaba.

El golpe en la cabeza mató a David en el instante, terminando así la vida del novio apasionado, que sorprendió a la novia… con su muerte.


Esperanza vivirá sin volver a ver la cara de su amado y aunque terminó en cenizas, en su vientre crece el fruto de su amor que juraron eterno. Un niño que crecerá sin su padre, pero que prometió llenar con recuerdos.

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